En este artículo se aborda el cosmopolitismo como una orientación educativa hacia
la vida. Tener una mentalidad cosmopolita es ser receptivo a nuevas personas, ideas,
prácticas y posibilidades de conducta. Esta receptividad denota más que tolerar a otros
y sus valores, por importante que siempre sea ese logro. Más bien, el cosmopolitismo
implica una disposición a aprender de los demás, es decir, a abordar sus formas de
vida como fuentes posibles de orientación cultural, moral y política frente a la forma
de vida propia. Este espíritu cosmopolita o, lo que llamamos la vida como educación,
se ilustra fijando la atención en dos de sus muchos ejemplos a lo largo de la historia
humana. Octavio Paz (1914-1998) y Rabindranath Tagore (1861-1941) fueron
y son poetas y escritores de renombre, tanto en sus países natales, México e India,
respectivamente, como a nivel internacional. Ambos personajes recibieron el Premio
Nobel de Literatura, y ambos llegaron a involucrarse seriamente en la política y asuntos
públicos culturales, aun cuando se identificaban a sí mismos, en primer y último lugar,
como poetas. Ellos validaron una fusión dinámica y cosmopolita de apertura reflexiva
a nuevas ideas, personas y valores, con una lealtad reflexiva a las normas, creencias y
tradiciones particulares. Aquí se indica de qué manera su ejemplo enérgico señala el
camino a un currículum y una pedagogía de mentalidad cosmopolita en las escuelas.
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