La educación brasilera se destaca por una fuerte tendencia academicista (“academic drift”), que ha sido un obstáculo para su diferenciación, accesibilidad y mejoramiento. La diferenciación en educación es importante para proporcionar oportunidades educacionales para las personas con distinta formación y motivaciones, sin embargo, encuentra fuerte oposición por parte de los grupos de interés de la comunidad educacional. La educación brasilera es altamente homogénea en los diferentes niveles, a pesar de las grandes diferencias sociales y geográficas en el país. Hay muy pocos estudiantes en cursos vocacionales en la enseñanza media y no muchos en programas cortos después de ésta. La educación superior de posgrado es altamente académica, con poco espacio para los programas profesionales de magíster e investigación aplicada. Parte del problema se relaciona con la Ley de Educación Nacional de 1996, que requiere un currículum académico muy amplio para todos los estudiantes de la enseñanza media. Esta situación se agrava por el Examen Nacional para la Enseñanza Media, que se está adoptando como un examen de acceso a muchas universidades y no permite a los estudiantes la elección del tipo de educación o área disciplinaria en la que serán evaluados. Como consecuencia, muchos estudiantes son incapaces de terminar la enseñanza media y se retiran del sistema educacional, mientras que el país enfrenta una seria falta de trabajadores talentosos de nivel educacional medio. El artículo expresa la necesidad de revertir esta tendencia.