Lo que sigue es un vistazo al fenómeno emocional. Sostenemos que este es el sustrato de todo el fenómeno del aprender: que la apertura que los seres humanos somos: –apertura a nosotros mismos, a los otros, a la naturaleza, al mundo, a la trascendencia– es fundamentalmente emocional. Accedemos a él a partir de las dimensiones del cuerpo –especialmente de la biología–, del lenguaje y de la temporalidad. Postulamos que ellas no se reducen tan sólo al ámbito individual, psicológico; ni al ámbito social. Postulamos un dominio epocal como su sustrato último.