Las prácticas profesionales son clave en las trayectorias educativo-laborales de estudiantes de Educación Técnico Profesional (ETP), pues permiten validar los aprendizajes logrados en el aula y entregan conocimientos y madurez vocacional que solo se logran en el contexto laboral. Este artículo muestra las dificultades que enfrentan las estudiantes mujeres de carreras masculinizadas de la ETP durante sus experiencias de práctica profesional. Para ello, con base en 29 entrevistas a tituladas de estas carreras, analiza cómo las jóvenes hacen y des-hacen el género, y cómo negocian la forma de ser mujer ante las discriminaciones que enfrentan en las empresas que las acogen como practicantes. Los hallazgos dan cuenta del despliegue de estrategias que combinan resistencia y aceptación en un contexto en el que las empresas no ajustan sus dinámicas y prácticas para integrar a las mujeres, sino que son estas quienes adaptan sus comportamientos a las normas culturales de un sexismo implícito y explícito. Así, la llegada de toda estudiante mujer a las empresas se constituye en un acto inaugural, donde las protagonistas deben ganarse un espacio que se configura desde la excepcionalidad, lo que obstruye el potencial de las prácticas profesionales de impulsar transiciones exitosas al mundo laboral.